Baraka
La película Baraka (1993), dirigida por Ron Fricke, es más que un recorido por 24 países alrededor de 6 continentes; es un análisis que define al ser humano dentro de su orden y caos natural, sin la mera necesidad de un narrador o personaje. Se enfoca en la interacción que se da entre los humanos y estos con su ambiente y los otros seres vivos con los que también interactúa. A pesar de que resalta al ser humano y su riqueza cultural, busca crear conciencia por la creciente falta de identidad humana, que provoca una deshumanización masiva.
Durante gran parte de la película podemos observar cómo el ser humano se desenvuelve, en diferentes partes del mundo, en los aspectos sociales, culturales y religiosos. Sin embargo este es un claro ejemplo de cómo el ser humano, a pesar de la clara diferencia que hay en cada una de las miles de millones de personas que habitan el planeta Tierra, comparte diferentes formas y experiencias en común que nos definen como sociedad pensante. Reflejando los elementos que nos hacen falta o que potencialmente podemos perder.
En la película se muestra el contraste entre las áreas alrededor del mundo donde el ser humano está menos presente y domina la presencia de naturaleza resaltando la tranquilidad y el orden. Contrario a las áreas donde domina la presencia del ser humano, su modernización y caos. En las áreas remotas del mundo, acompañadas por rituales ancestrales, se perciben sensaciones de paz y conexión espiritual. Mientras que desde otra perspectiva se ve la destrucción de la naturaleza y su tranquilidad. Enfocando repentinamente áreas más concurridas y como dentro de una multitud las personas son acompañadas realmente por la soledad.
En conclusión Baraka es una experiencia visual que desde una narrativa no convencional realiza una crítica profunda y fundamentada, sobre cómo es el ser humano ahora. La película contrapone la inigualable belleza de la naturaleza con el impacto de la creación del ser humano y su convivencia. Su mensaje es claro sobre cómo el ser humano va creando una desconexión espiritual y social con sí mismo y con los demás. Definitivamente Baraka es más que un documental, es una reflexión visual que nos permite entender lo que nos falta como sociedad y nos invitar a seguir el camino correcto donde hay progreso, pero sin perder lo que nos hace realmente humanos.
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